martes, 8 de junio de 2010

Concepciones del aprendizaje

Si se descarta una perspectiva educativa tradicional es difícil desechar alguna de las posturas teóricas conocidas sobre el aprendizaje; en la llamada era de la información este postulado cobra vigencia particularmente amplia. El aprendizaje es en este contexto un término difícilmente separable de otros como información, conocimiento y educación (Pozo, 2000); al mismo tiempo es riesgoso pensarlo como proceso unidimensional (Piaget y García, 1996), como sugeriría la adopción de una definición o un conjunto previsible de ellas.
Puesto que se ha reconocido que el aprendizaje es un proceso complejo, no lineal, valdría la pena pensar en la posibilidad de que un mismo sujeto aprende no de una sola manera; sino que, dependiendo de diversos factores, coexisten de modo simultáneo en su actividad neuronal y psicomotriz, tanto como afectiva, diferentes formas de aprendizaje. Si esta hipótesis es válida, estaríamos llamados a considerar que el conductismo, aún con la desvalorización en la que ha caído, converge con el constructivismo en un mismo evento de aprendizaje, por poner un ejemplo contrastivo. De igual manera careceríamos de razones para decir que un aprendizaje “por descubrimiento” no pudiera ser, al mismo tiempo, “significativo” y desarrollado mediante el “procesamiento de la información”
La hipótesis de lo que aquí llamaremos el Aprendizaje Complejo tiene especial relevancia en los contextos educativos formales. Puesto que los profesores, y las autoridades de todos los niveles, quedamos comprometidos con una perspectiva de la enseñanza también Compleja, aparece como requisito no perder de vista las relaciones entre ambos procesos: enseñanza implica aprendizaje, y aprendizaje implica por su parte información, educación y conocimiento, por lo pronto acotados en lo escolar, pero siempre extendidos a lo extraescolar. Bajo esta perspectiva la llamada educación por competencias, como cualquier otra, tendría en su base conceptual no un inventario ad hoc de teorías del aprendizaje, sino un panorama complejo y a veces impredecible de acuerdo con la naturaleza humana.
Por lo tanto, parecen razonables dos cosas: primero conocer a fondo y de manera amplia las diferentes aproximaciones teóricas sobre el aprendizaje, puesto que en conjunto y cada una de ellas dan cuenta de dimensiones específicas del desarrollo en relación con la realidad de los sujetos. Segundo, no descartar ni privilegiar a priori ninguna de dichas aproximaciones, puesto que factores de diferente índole siempre influyen respecto a las maneras de aprender.
Referencias
Piaget, Jean y Rolando García (1996). Psicogénesis e historia de la ciencia. México. Siglo XXI
Pozo, I. (2000). Aprendices y maestros. España. Alianza.

1 comentario:

  1. Estimado Prof. Juan:
    Es muy interesante el análisis que realizas de las concepciones sobre el aprendizaje.
    Comparto contigo en que el sujeto no tiene una sola manera de aprender y que mucho depende de qué se tenga que aprender, qué motive el aprendizaje y dentro de qué contexto se aprende.
    Por ello, todas y cada una de las teorías de aprendizaje se ven involucradas en el desarrollo de competencias, por lo que no podemos descartar o privilegiar ninguna de estas teorías.
    Los planteamientos expuestos en tu blog, amplían la visión sobre el aprendizaje.
    Recibe un cordial saludo.
    Laura Rguez. Guízar

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